Suplementación con creatina y aceite de pescado para el manejo de lesiones por conmoción cerebral en jugadores de rugby

 

 

Las conmociones cerebrales son un tipo de lesión cerebral traumática (TBI), un fenómeno complejo que afecta el cerebro. Estas lesiones son causadas, generalmente, por un golpe en la cabeza o por una sacudida violenta del cuerpo que hace que la cabeza se mueva rápidamente de un lado a otro. En general, las TBI son definidas como una serie de alteraciones en la estructura del cerebro, a causa de golpes directos o indirectos en la cabeza, por una fuerza física externa, pudiendo ir desde una conmoción cerebral hasta lesiones más graves como contusiones, fracturas de cráneo o daño cerebral difuso (1, 2) .

Las conmociones presentan posibles efectos a corto plazo en los procesos cognitivos (eg, dominios cognitivos de la memoria, función ejecutiva y función psicomotora) (3) y síntomas agudos comunes como dolores de cabeza y mareos – los cuales suelen desaparecer en una semana (1) . No obstante, esto podría generar una serie de alteraciones a nivel de neurotransmisores en el cerebro, lo cual se debe a alteraciones en el flujo sanguíneo, inicio de procesos inflamatorios y lesión axonal como consecuencia del daño mecánico inicial (4) . Esto podría comprometer la salud y la función cognitiva del cerebro a largo plazo.

Dado que el rugby se caracteriza por ser un deporte de contacto, se ha reportado que la mayoría de las lesiones (79%) ocurren en situaciones de impacto, en particular durante las entradas por disputar el balón (54%) (5) , lo cual resultaría en traumatismos repetidos por una fuerza contundente durante el tackle (6) . Un estudio epidemiológico realizado en un equipo sudafricano que compitió en la Super Rugby Union del año 2017, reportó que el 21% de las lesiones causantes de TBI ocurren efectivamente durante el tackle (7) . Además, al analizar datos durante seis temporadas (entre 2009 – 2015) en jugadores profesionales de rugby inglés, se ha demostrado que el tackle se asocia con el 64% de todas las lesiones en la cabeza y un 74% de la TBI (8) .

A nivel meta-analítico, datos publicados en jugadores de rugby al norte del ecuador, principalmente de Inglaterra, muestran una incidencia general de conmoción cerebral en partidos de 4.73 por cada 1000 horas de partido en hombres y 0.55 por cada 1.000 horas en mujeres. Las cifras de conmociones cerebrales fueron similares entre forwards y backs , con una incidencia de conmoción cerebral de 0.07 por cada 1.000 horas durante el entrenamiento (9) . Por otro lado, en competencias del hemisferio sur, la Super Rugby Union informó una tasa de lesiones en la cabeza, cuello y columna vertebral en un 33% por cada 1000 horas en los partidos de competencia durante las temporadas 2014 y 2017 (7) , mientras que en los entrenamientos la tasa de incidencia informada fue de 8% por cada 1000 horas (6) . Es importante tener en cuenta que la incidencia de conmociones cerebrales podría variar considerablemente entre los niveles de juego, mostrando ser más altas en el nivel comunitario (clubes amateur y recreacional) o de sub-élite (9) .

Aunque los efectos a largo plazo de las TBI por exposición repetida a impactos en la cabeza   en la salud y función cerebral de los atletas no son claros, se sabe que depende de factores como el estilo de vida, la gravedad de la lesión y los antecedentes de salud mental (3) . E studios de caso han demostrado que las TBI en atletas de deportes de contacto, como el rugby, podrían traer consecuencias serias a largo plazo (10, 11) . Tal es el caso de enfermedades neurodegenerativas como encefalopatía traumática crónica (CTE) (12) , demencia por Alzheimer, deterioro cognitivo leve y trastornos afectivos, como la depresión.

Dado que las TBI son un tipo de lesión común en los jugadores de rugby, es importante considerar el consumo de ciertos nutrientes neuroprotectores que contribuyen a la salud y función del cerebro, particularmente la suplementación con Monohidrato de creatina (CrM) y aceites de pescado (Omega 3). Estos nutrientes han mostrado tener efectos potenciales en la salud cerebral (13-15) y podrían ser implementados en el manejo clínico de las TBI, tanto a nivel de tratamiento como agentes protectores al reducir la magnitud del trauma en los atletas de rugby.

Suplementación con Monohidrato de Creatina

El cerebro es un órgano que en promedio gasta el 20% de energía en reposo en un día. Las neuronas necesitan constantemente un suministro de energía (ATP) para mantener sus funciones celulares, como la movilización de iones en la membrana celular, la exocitosis de neurotransmisores y el funcionamiento sináptico (16) . La creatina o ácido α-N-metil-guanidino-acético, es un compuesto nitrogenado no proteico que se produce endógenamente (por reacciones catalizadas por GATM & GAMT) a partir de los aminoácidos glicina, arginina, metionina (17) . La función principal de la creatina es facilitar la resina de moléculas de ATP en diferentes tejidos del cuerpo humano, como el cerebro, a través de la reacción que catalizada la enzima Creatina Cinasa (CK) (13, 17) .

Debemos recordar que aunque la creatina se sintetiza principalmente en el hígado, riñón y páncreas, este importante regulador del metabolismo energético también se produce endógenamente en el cerebro (18) , y tiene cierta capacidad de cruzar la barrera hematoencefálica a través de células que expresan el transportador de creatina, conocido como SLC6A8 o CreaT (18) . Sin embargo, la absorción de creatina en el cerebro podría ser menor en comparación con otros tejidos como el músculo esquelético, posiblemente por la baja permeabilidad en la barrera hematoencefálica, y carencia de la expresión del transportador SLC6A8 en los astrocitos. En condiciones con una alta demanda de energía en el cerebro, como lo serían las TBI o conmociones cerebrales, se podría requerir un mayor consumo de creatina al día o un consumo de formas alternativas de creatina, como el ácido guanidinoacético, precursor de la creatina (13) .

A pesar de que a la fecha no se han realizado estudios clínicos con suplementos de creatina en atletas de rugby con TBI, la evidencia disponible respalda el aumento cerebral en diferentes poblaciones luego de la administración de Monohidrato de creatina. Mediante espectroscopía de resonancia magnética nuclear de protón y de fósforo 31 (RMN 1 H y 31 P), se han reportado cambios en el contenido cerebral de creatina hasta de un 14.6% (19) con dosis entre 2 – 20 g/día (13) . Por otro lado, datos preliminares han sugerido que el consumo de 3 g/día de ácido guanidinoacético durante 28 días, solo o acompañado de creatina, pueden también elevar los niveles de creatina en el cerebro y mejorar el rendimiento cerebral en un 16.2% (20) , lo cual muestra ser una estrategia nutricional alternativa que merece más investigación.

Es de vital importancia resaltar que los efectos positivos de la suplementación con creatina en la función cerebral parecen ser mayores bajo condiciones de estrés que conducen a un agotamiento de creatina en el cerebro bien sea a nivel agudo (eg, fatiga mental, deprivación del sueño, traumatismos craneoencefálicos) o crónico (eg, envejecimiento, depresión, trastorno de estrés postraumático) (Figura 1). En conjunto, la evidencia disponible sugiere que la suplementación con monohidrato de creatina puede ser utilizada como una estrategia nutricional con efectos potenciales en la salud cerebral luego de sufrir un TBI (21) .

Figura 1. Efectos preventivos y terapéuticos de la creatina en la función cerebral. Arriba: la suplementación preventiva crea una "reserva" de creatina en el cerebro, protegiendo contra la reducción causada por factores de estrés agudo anticipados (como un trauma craneoencefálico) y facilitando el mantenimiento de la función cerebral habitual. Abajo : algunas condiciones están asociadas con una reducción crónica de la creatina cerebral, por ejemplo, síndromes de deficiencia de creatina cerebral, depresión, esquizofrenia o senescencia. La suplementación terapéutica con creatina restaura el contenido de creatina en el cerebro, facilitando la recuperación de la función cerebral habitual. Tomado de Dolan et al. (2019) (22) .

Suplementación con aceite de pescado (Omega 3) en las TBI

Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), principalmente el ácido eicosapentaenoico (EPA; 20:5n-3) y el ácido docosahexaenoico (DHA; 22:6n-3), desempeñan un papel importante en la función celular, modulación de citocinas inflamatorias y especies reactivas de oxígeno (EROS), además de apoyar el desarrollo del cerebro y la función cognitiva a lo largo de la vida (23) . La protección contra un daño estructural a las células cerebrales y al axón se podría argumentar al hecho de que los PUFA modulan los eventos de apoptosis neuronal, inducen una restauración de la expresión de mediadores protectores específicos, y mejoran el rendimiento cognitivo después de una TBI (23) , afectando positivamente la señalización del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) (24) .

Estás funciones de los PUFA, han permitido integrar la evidencia científica preclínica, sugiriendo que su consumo podría mejorar los resultados de la función cognitiva del cerebro, como el aprendizaje espacial y la memoria (25) . Aunque actualmente no se disponen de suficientes datos clínicos en humanos sobre la dosis efectiva para estas lesiones, se podría recomendar el consumo de 2-3 gramos de Omega 3. Es importante considerar el uso de PUFA en la salud cerebral, en especial el DHA, puede plantearse como un compuesto nutricional profiláctico que podría ser usado antes o después de una TBI, en modalidades deportivas de contacto y colisión, como el rugby (15) . De hecho, el reciente posicionamiento de la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva (ISSN) con respecto a los Omega 3 PUFA (Figura 2) concluye que la suplementación con ácidos grasos Omega 3 PUFA puede influir positivamente en la cascada neurometabólica posterior a los traumatismos craneoencefálicos, reduciendo la neuroinflamación y la disfunción cognitiva en modelos animales. En humanos, una cantidad limitada de evidencia sugiere que la suplementación profiláctica con ω-3 PUFA podría ofrecer beneficios neuroprotectores en atletas tras impactos repetidos en la cabeza (26) .

Figura 2. Beneficios potenciales para la salud de la suplementación con Omega 3 PUFA en atletas. Tomado de Jäger et al. (2025) (26).

 

Autores: ND. John Giraldo, MSc y  Prof. Diego A. Bonilla, División de Investigación ISAK 3
DBSS y MTX College

 

REFERENCIAS:

1.             Prien A, Grafe A, Rossler R, Junge A, Verhagen E. Epidemiología de las lesiones en la cabeza centradas en las conmociones cerebrales en los deportes de contacto en equipo: una revisión sistemática. Sports Med. 2018;48(4):953-69.

2.             Moore M, Sandsmark DK. Actualizaciones clínicas en lesiones cerebrales traumáticas leves (conmoción cerebral). Neuroimaging Clin N Am. 2023;33(2):271-8.

3.             Cunningham J, Broglio SP, O'Grady M, Wilson F. Historia de la conmoción cerebral relacionada con el deporte y resultados clínicos de salud cognitiva a largo plazo en atletas retirados: una revisión sistemática. J Athl Train. 2020;55(2):132-58.

4.             Patricios JS, Schneider KJ, Dvorak J, Ahmed OH, Blauwet C, Cantu RC, et al. Declaración de consenso sobre la conmoción cerebral en el deporte: 6.ª Conferencia internacional sobre conmoción cerebral en el deporte, Ámsterdam, octubre de 2022. Br J Sports Med. 2023;57(11):695-711.

5.             Schwellnus MP, Jordaan E, Janse van Rensburg C, Bayne H, Derman W, Readhead C, et al. La incidencia de lesiones en partidos durante el torneo Super Rugby es alta: un estudio de cohorte prospectivo a lo largo de cinco temporadas que involucra 93 641 horas-jugador. Br J Sports Med. 2019;53(10):620-7.

6.             Whitehouse T, Orr R, Fitzgerald E, Harries S, McLellan CP. La epidemiología de las lesiones en la competición Super Rugby 2014 de la Unión Profesional de Rugby de Australia. Orthop J Sports Med. 2016;4(3):2325967116634075.

7.             Buchholtz K, Barnes C, Burgess TL. Incidencia de lesiones y enfermedades en el Torneo de Super Rugby de 2017: un estudio de vigilancia en un solo equipo sudafricano. Int J Sports Phys Ther. 2022;17(4):648-57.

8.             Roberts SP, Trewartha G, England M, Goodison W, Stokes KA. Conmociones cerebrales y lesiones en la cabeza en partidos de rugby comunitarios ingleses. Am J Sports Med. 2017;45(2):480-7.

9.             Gardner AJ, Iverson GL, Williams WH, Baker S, Stanwell P. Una revisión sistemática y un metanálisis de la conmoción cerebral en el rugby union. Sports Med. 2014;44(12):1717-31.

10.          Stewart W, Buckland ME, Abdolmohammadi B, Affleck AJ, Alvarez VE, Gilchrist S, et al. El riesgo de encefalopatía traumática crónica en el rugby union está asociado con la duración de la carrera deportiva. Acta Neuropathol. 2023;146(6):829-32.

11.          McKee AC, Stern RA, Nowinski CJ, Stein TD, Alvarez VE, Daneshvar DH, et al. El espectro de la enfermedad en la encefalopatía traumática crónica. Brain. 2013;136(Pt 1):43-64.

12.          McKee AC, Cantu RC, Nowinski CJ, Hedley-Whyte ET, Gavett BE, Budson AE, et al. Encefalopatía traumática crónica en deportistas: tauopatía progresiva después de traumatismo craneoencefálico repetitivo. J Neuropathol Exp Neurol. 2009;68(7):709-35.

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25. Wang T, Van KC, Gavitt BJ, Grayson JK, Lu YC, Lyeth BG, et al. Efecto de la suplementación con aceite de pescado en un modelo de rata con múltiples lesiones cerebrales traumáticas leves. Restaurador Neurol Neurosci. 2013;31(5):647-59.        

26. Jager R, Heileson JL, Abou Sawan S, Dickerson BL, Leonard M, Kreider RB, et al. Posición de la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva: ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga. J Int Soc Deportes Nutrición. 2025;22(1):2441775.        

 

 

 

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